En la actualidad es común escuchar los términos “agricultura orgánica” y “producto orgánico”, a grandes rasgos podemos decir que dichos términos se refieren a un tipo de cultivo en el que no se emplean pesticidas ni fertilizantes químicos.
Sin embargo estos términos van más allá, según la International Federation of Organic Agriculture Movements (IFOAM).
La agricultura orgánica es un sistema de producción que mantiene y mejora la salud de los suelos, los ecosistemas y las personas. Se basa fundamentalmente en los procesos ecológicos, la biodiversidad y los ciclos adaptados a las condiciones locales, sin usar insumos que tengan efectos adversos.
La agricultura orgánica combina tradición, innovación y ciencia para favorecer el medio ambiente que compartimos y promover relaciones justas y una buena calidad de vida para todos los que participan en ella.
La agricultura orgánica aparece a partir de la necesidad de producir alimentos limpios al mismo tiempo que protege al medio ambiente.
Está basada en 4 principios básicos:
Salud: Este principio mantiene que la salud de los individuos y comunidades no pueden ser separados de la salud de los ecosistemas. En particular, la agricultura orgánica tiene como objetivo el de producir alimentos nutritivos y de gran calidad que contribuyan a mantener al organismo sano. Es por eso que debe evitar el uso de fertilizantes, pesticidas, drogas y aditivos en los alimentos que puedan tener efectos en la salud adversos.
Ecología: La agricultura debe estar basada en sistemas y ciclos ecológicos vivos, trabajar con ellos, emularlos y ayudar a sostenerlos. Existe un manejo adecuado de la materia prima y energía, por lo que reciclan y reducen los insumos. Equidad: La agricultura orgánica proporciona a todos los involucrados en su producción , una buena calidad de vida, contribuye a la soberanía alimentaria y a la reducción de la pobreza.
Precaución: La agricultura orgánica debe ser gestionada de una manera responsable y con precaución para proteger la salud y el bienestar de las generaciones presentes y futuras y el ambiente. La agricultura orgánica y el avance científico no están peleados, al contrario, la ciencia es necesaria para asegurar que la agricultura orgánica sea saludable, segura y ecológicamente responsable.
Es por ello que la ingeniería genética es rechazada, ya que se desconoce el riesgo que en un futuro puedan tener estas modificaciones genéticas sobre el ecosistema y los seres humanos.
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