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lunes, 28 de noviembre de 2011

Veneno azucarado


Continuando con la información sobre los efectos de la azúcar en nuestro organismos, les presentamos un post más dedicado a este tema: 

Hoy en día muchos médicos y expertos nos dicen que comamos menos carne, menos huevo y grasas en general porque consideran que dañan nuestra salud. Pero poca gente nos habla de los peligros de la azúcar blanca. Claro, cómo vamos a dejar algo tan sabroso, que está presente en miles de productos que consumimos diario y que es la causante de muchos trastornos en nuestro cuerpo. 

Existe la idea de que el azúcar es un alimento necesario y una buena fuente de energía. Por supuesto que necesitamos azúcares, pero no azúcar simple, refinada, procesada químicamente.



Hay dos tipos de azúcares; azúcares o carbohidratos complejos y azúcares simples. Los primeros, que son los cereales (arroz, trigo, harinas, pastas, etc.) y las féculas (papas, camotes, etc.) requieren de un proceso largo de digestión que empieza desde que el alimento llega a la boca. De esta manera son convertidos lentamente en glucosa y luego en energía básica para el cuerpo. En cambio los azúcares simples, tales como azúcar blanca (sacarosa), azúcar morena, mascabado, glucosa, dextrosa, fructosa, etc., llegan directamente al intestino delgado, ahí son transformados en glucosa, la cual es absorbida por la sangre alterando el equilibrio preciso establecido entre glucosa y oxígeno. Así el nivel de azúcar aumenta drásticamente en la sangre. Por consiguiente, el páncreas tiene que segregar rápidamente una sustancia química llamada insulina para bajar este nivel y para proteger a los órganos y al cerebro.

Las glándulas adrenales, que juegan un papel antagónico complementario con el páncreas, también se ponen a trabajar produciendo adrenalina para que el nivel de azúcar baje demasiado. Todo esto provoca una crisis en el cuerpo y la consecuencia, después de tiempo de estar repitiendo esta situación, es un páncreas agotado y unas glándulas adrenales enfermas. El cerebro también resiente esto, ya que las células cerebrales dependen directamente del nivel de azúcar en la sangre. Es por ello que el consumo excesivo de azúcar puede producir depresión, falta de memoria, etc.

Todo este proceso a la larga agota el sistema endócrino y si éste no se encuentra sano es difícil aguantar el estrés. 

Así, cuando por ejemplo ingerimos un pan dulce y un café con azúcar, en un principio nos sentimos con energía, ya que sube nuestro nivel de azúcar en la sangre (hiperglucemia), pero después de un rato empezamos a sentirnos cansados, con flojera, incluso a veces nos mareamos y nos duele la cabeza, ya que se libera la insulina, baja el nivel de azúcar y el páncreas queda agotado. Usualmente lo que hacemos es volver a comer algo dulce para animarnos nuevamente y alimentar el círculo vicioso que se forma. Lo peor del caso es que esto lo venimos haciendo desde hace años y a diario. Por lo tanto la azúcar blanca se ha convertido en una especie de droga que hay que dejar por lo sano. 

Dicen por ahí que más vale prevenir que lamentar, así que es mejor tomar en cuenta esta información que puede a la larga causarnos graves daños en nuestra salud. 

¿Todavía se te antoja?
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